Un día decidí darme por vencido. Renuncié a mi trabajo, a mi relación, a mi espiritualidad.
Quería renunciar a mi vida. Me fui al bosque para tener una última charla con Dios.
“Dios”, le dije: ¿Podrías darme una buena razón, para no darme por vencido?
Su respuesta me sorprendió:“Mira a tu alrededor” El dijo: Ves el helecho y el bambú? “Si”, respondí.
Cuando sembré las semillas del helecho y el bambú, las cuidé muy bien. Les di luz, les di agua. El helecho rápidamente creció. Su verde brillante cubría el suelo. Pero nada salió de la semilla del bambú.
En el segundo año, el helecho creció más brillante y abundante.
Y nuevamente, nada creció de la semilla de bambú. En el tercer año, aun nada brotó de la semilla de bambú. En el cuarto año, tampoco salió nada de la semilla de bambú. Luego en el quinto año, un pequeño brote salió de la tierra. En comparación con el helecho, era aparentemente muy pequeño e insignificante.
Pero sólo seis meses después, el bambú creció, más de 100 pies de altura. Se había pasado cinco años echando raíces.
Aquellas raíces lo hicieron fuerte y le dieron lo que necesitaba para sobrevivir.
“Jamás tendréis un reto que no podáis sobrellevar”.
Todo este tiempo, que has estado luchando, has estado echando raíces.
“Tu tiempo vendrá.” “¡Crecerás muy alto!”
Jamás renuncies a ti. Nunca te arrepientas de un día en tu vida.
Los buenos días te dan felicidad.
Los malos días te dan experiencia. Ambos son esenciales para la vida.
La felicidad te mantiene dulce.
Los intentos te mantienen fuerte.
Las penas te mantienen humano.
Las caídas te mantienen humilde.
El éxito te mantiene brillante.
Pero tú tienes que mantenerte caminando...
jueves, 25 de febrero de 2010
El Helecho y el Bambú
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2 comentarios:
Gracias por mantener viva la página.
Ahí estamos; intentándolo !!!
Bonia metáfora ...
Gracias por compartirla ¡¡¡
Un abrazo,
Santi
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