Hace muchos, muchos años, había un pequeño pueblo perdido en el centro de China, que vivía a la sombra de una gran montaña. Esto hacía que los niños crecieran raquíticos y la gente siempre estuviera triste. Hasta que un buen día, el hombre más anciano del lugar se levantó, y con una cuchara en la mano tomó rumbo a la montaña. De camino, se topó con unos hombres sentados a la salida de la aldea, que le preguntaron que a donde iba cuchara en mano. A lo que el viejecito les contestó que se dirigía a desmontar la montaña. Todos los presentes se rieron diciendo que nunca lo conseguiría y encogiéndose de hombros y con una sonrisa pícara, el anciano respondió " alguien tiene que comenzar ... "