No hay una meta espiritual qué perseguir;
Cuando buscamos algo, lo perdemos, nos alejamos.
La Iluminación y la Santidad son tu naturaleza
Simplemente manifiéstalas
No hay una meta espiritual qué perseguir;
Cuando buscamos algo, lo perdemos, nos alejamos.
La Iluminación y la Santidad son tu naturaleza
Simplemente manifiéstalas
Un día, el maestro nos pidió de tarea que lleváramos papas crudas y una bolsa de plástico.
Nos dijo que pusiéramos en la bolsa plástica una papa por cada persona a la que guardábamos resentimiento y escribiéramos su nombre en ella.
Nos pidió que durante una semana lleváramos con nosotros a todos lados esa bolsa de papas en la mochila.
¡Algunas bolsas eran realmente pesadas!
Naturalmente la condición de las papas se iba deteriorando con el tiempo.
El fastidio de acarrear esa bolsa a todo momento me demostró claramente el peso que cargaba a diario en mi corazón y en mi vida debido al resentimiento.
También aprendí como, mientras ponía mi atención en ella para no olvidarla, desatendía cosas que eran más importantes para mí.
Este ejercicio me hizo pensar sobre el precio que pagaba por no perdonar algo que ya había pasado y no podía cambiarse.
Muchas veces pensamos que el perdón es un regalo para el otro, sin darnos cuenta que los primeros beneficiados somos nosotros mismos.
Todos tenemos papas pudriéndose en nuestra "mochila" sentimental.
La falta de perdón es como un veneno que tomamos diariamente a gotas pero que finalmente nos termina envenenando.
Muchas veces al primero que tienes que perdonar es a ti mismo por todas las cosas que no fueron como hubieras querido que fuesen.
El perdón nos libera de ataduras que nos amargan el alma y enferman el cuerpo.
No significa que estés de acuerdo con lo que pasó, ni que lo apruebes.
Perdonar no significa dejar de darle importancia a lo que sucedió, ni darle la razón a alguien que te lastimó.
Simplemente significa dejar de lado aquellos pensamientos negativos que nos causaron dolor o enojo.
El perdón se basa en la aceptación de lo que pasó.
El perdón rompe las cadenas y te hace verdaderamente libre.
“ perdonar es el valor de los valientes. Solamente aquel que es bastante fuerte para perdonar una ofensa sabe amar “ Mahatma Gandhi
Gracias Carmen por compartir esta " Patata Brava " con todos nosotros.
Un día decidí darme por vencido. Renuncié a mi trabajo, a mi relación, a mi espiritualidad.
Quería renunciar a mi vida. Me fui al bosque para tener una última charla con Dios.
“Dios”, le dije: ¿Podrías darme una buena razón, para no darme por vencido?
Su respuesta me sorprendió:“Mira a tu alrededor” El dijo: Ves el helecho y el bambú? “Si”, respondí.
Cuando sembré las semillas del helecho y el bambú, las cuidé muy bien. Les di luz, les di agua. El helecho rápidamente creció. Su verde brillante cubría el suelo. Pero nada salió de la semilla del bambú.
En el segundo año, el helecho creció más brillante y abundante.
Y nuevamente, nada creció de la semilla de bambú. En el tercer año, aun nada brotó de la semilla de bambú. En el cuarto año, tampoco salió nada de la semilla de bambú. Luego en el quinto año, un pequeño brote salió de la tierra. En comparación con el helecho, era aparentemente muy pequeño e insignificante.
Pero sólo seis meses después, el bambú creció, más de 100 pies de altura. Se había pasado cinco años echando raíces.
Aquellas raíces lo hicieron fuerte y le dieron lo que necesitaba para sobrevivir.
“Jamás tendréis un reto que no podáis sobrellevar”.
Todo este tiempo, que has estado luchando, has estado echando raíces.
“Tu tiempo vendrá.” “¡Crecerás muy alto!”
Jamás renuncies a ti. Nunca te arrepientas de un día en tu vida.
Los buenos días te dan felicidad.
Los malos días te dan experiencia. Ambos son esenciales para la vida.
La felicidad te mantiene dulce.
Los intentos te mantienen fuerte.
Las penas te mantienen humano.
Las caídas te mantienen humilde.
El éxito te mantiene brillante.
Pero tú tienes que mantenerte caminando...