Siempre es preciso saber cuándo se acaba una etapa de la vida.
Si insistes en permanecer en ella, más allá del tiempo necesario, pierdes la alegría y el sentido del resto.
Cerrando círculos, o cerrando puertas, o cerrando capítulos. Como quieras llamarlo, lo importante es poder cerrarlos, dejar ir momentos de la vida que se van clausurando.
Puedes pasarte algún tiempo de tu presente repasando los porqués, rebobinando el casette para tratar de entender por qué sucedió tal o cual hecho.
No podemos estar en el presente añorando el pasado. Ni siquiera preguntándonos por qué. Lo que sucedió, sucedió, y hay que soltar, hay que desprenderse. No podemos tener vínculos con quien no quiere estar vinculado a nosotros.
Los hechos pasan y hay que dejarlos ir, soltar, desprenderse.
La vida está para seguir adelante, nunca para atrás.
Cierra la puerta, pasa la hoja... en la vida nada es estático.
Es un proceso de aprender a desprenderse y se puede lograr porque sólo es costumbre, apego, necesidad.
Por eso cierra, clausura, limpia, tira, oxigena, despréndete, sacude, suelta…
Hay tantas palabras para expresar esa salud esencial. Y cualquiera que sea la que escojas, te ayudará definitivamente a seguir para adelante con confianza.
lunes, 21 de diciembre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Buen consejo para esta transición de año, donde hacer balance de lo sucedido durante el que termina y propósitos para el que viene.
Gracias por el artículo.
Publicar un comentario