miércoles, 9 de septiembre de 2009

EL APEGO


“Sin ti no soy nada”...... “Lo mejor de mí eres tú”...... “Necesito saber que me deseas”...... “No puedo pasar un día sin saber de ti”......
Estas frases, por muy románticas que puedan sonar, suelen pronunciarse en el seno de una pareja envenenada por el apego.
Al creer que nuestra felicidad depende de la persona que queremos, destruimos cualquier posibilidad de amarla.
Bajo el embrujo de esta falsa creencia, nace en nuestro interior la obsesión de garantizar que esté siempre a nuestro lado. Y el miedo a perderla nos lleva a tomar actitudes defensivas. Es entonces cuando aparecen los celos.
Etimológicamente, esta palabra proviene del griego zelos, que significa “recelo que se siente de que algo nos sea arrebatado”. Revelan que vemos a nuestra pareja como algo que nos pertenece.
Intentamos cambiarla y ponerle límites.
Y así el conflicto está garantizado, manchando nuestra relación de tensiones.
Curiosamente, el mismo apego que nos ha separado, a veces nos mantiene enganchados por temor a quedarnos solos, a lo que digan los demás.
Sufrimos por lo que no tenemos. Y por la idea de perder aquello que apreciamos.

Pero ser felices consiste en estar a gusto con nosotros mismos. En llenar nuestro interior.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Y además no sólo se puede tener apego a la pareja, no? Yo creo que el apego muestra tu inseguridad, debilidad, el miedo..., la falta de fe. Porque a veces se olvida que nunca estamos solos. Ainara